La noche era avanzada.
Colt se prometió no hacer el menor ruido.
Caminó sigiloso en medio de la penumbra hasta el puff. Loren, su esposa, dormía profundamente. El tintineo de la hebilla del cinturón era una de las pruebas a superar.
Finalmente, su cometido fue todo un éxito.
Levantaba cuidadosamente el cobertor para escabullirse y dormir como ángel en aquella exquisita tibieza, cuando vió que algo se deslizaba para caer al suelo. Debía impedir que sucediera. Arruinaría todo lo logrado. Al tratar de hacerlo, perdió el equilibrio cayendo pesadamente sobre la chica. Ella, alarmada, sin saber qué ocurría, tiró un golpe de puño, que dió de lleno en el ojo derecho del invasor, enviándolo hacia atrás. Este, en su esfuerzo por no caer, volcó el velador produciendo toda una catástrofe. La mujer dejó rápidamente la cama. Aterrada, tomó del estante un antiguo reloj que le serviría de proyectil. Llevó su brazo hacia atrás como poderosa catapulta.
— ¡LOREN!, ¡SOY YO!, ¡COLT!
— Pero!... ¡Colt!, ¡qué pasa!.
Este, en medio del desastre, con su derecha cubriendo su ojo, se ponía de pie con alguna dificultad.
— No quería despertarte.
Loren encendió la luz.
— No querías... qué?
— Despertarte.
La chica llevó sus manos a su rostro. No haría comentario.
Rato después, luego de limpiar, ordenar, y aplicar hielo en el desafortunado ojo de Colt, ambos estaban en la cama lamentando lo sucedido.
— Loren.
Loren le miró.
— No iré a trabajar.
— No puedes ir así.
La hinchazón estaba en pleno progreso. Luego de otro silencio...
— Sabes?
Colt respondió con un casi inaudible y solitario — Qué.
— Será muy buena historia para enseñarle a los nietos.
— Los nietos?
— Sí. Los nietos. No tendremos hijos acaso?
— Ah!. Sí. Los tendremos. Serán muchos, y lindos. — Colt se acercó para decirle al oído: — Quiero contarla lo más pronto posible.
— Estás feo.
— Feo?
— Sí. Tu ojo está muy hinchado.
— Y qué.
— Que no me gusta. Me da pena y...
— Y qué.
— ¡Risa!. Jajajá! — la bella mujer salió riendo de la cama y corrió. Colt no permitiría esta burla. Fue tras ella hasta darle alcance. Entonces la besó, la tomó en brazos, la llevó a la habitación otra vez, y...
Bueno... lo siguiente ya es otra historia.
Y esa otra historia es solo de dos... qué bonito lo has contado. ASí sucede cuando tienes el propósito de no despertar y luego ocurre toda clase de desastres.
ResponderBorrarMil besitos y feliz día.
Cómo estás, Auroratris. Me alegra que te haya gustado. Y pues, sí. Esos desastrosos accidentes... impresionante :)
BorrarLo otro... tal como dices. Una historia sólo de dos.
Mil besos y feliz día 🏙
Una historia tierna y muy romántica. Me ha encantado. Besos :D
ResponderBorrarY mucho me alegra que te haya gustado.
BorrarBesos, Margarita. Gracias 🏙
Tus historias me acompañan mientras desayuno y me dejan buen sabor de boca. Abrazos
ResponderBorrarFeliz de que te resulte grato, Ester. Y grato verte y saludarte.
BorrarQue tengas magnífico día. Abrazos 🏙
que lindo todo tu blog los comentarios son bellos tambien saludos
ResponderBorrarMuchísimas gracias, Recomenzar. Muy alentador comentario me dejas.
BorrarQue tengas bellísimo fin de semana 🌃