martes, 8 de noviembre de 2022

EL TALLADOR

  

Mientras el viento jugaba con las hojas en la concurrida plaza; Dornell, un hombre ciego, tallaba un madero con un pequeño cuchillo.
Seanyon, un muchacho sentado a su lado, le miraba muy concentrado.

— Disculpe señor.

Este, se detuvo.

— Sí?

— Veo que está tallando.

— Ves muy bien.

— No sé... Jajá!... Es algo loco.

— Loco?

— Sí.

— Sí... de alguna manera lo es.

El muchacho le miraba atentamente. 

— Nunca había visto a un no vidente, haciendo algo así.

Dornell continuaba con su labrado, y el viento seguía jugando con las hojas como si fuera su pasatiempo favorito.

— Desde cuándo lo hace.

El hombre no respondía. Las minúsculas astillas se acumulaban a sus pies.

— Desde muchacho. — dijo al fin.

— Woow...

— Sí. No lo sé... Deseaba hacer algo.

— Puedo hacer otra pregunta? 

— Desde cuándo soy ciego?  

— Sí. No!. Bueno, sí.

— Jajajá! - rió Dornell dejando otra vez de tallar. 

— Nací ciego. 

Se hizo un silencio. 

— Me han dicho, "El cielo es azul". Y no sé qué es azul. He escuchado, "El pasto está verde". No puedo imaginarlo.
Todo es oscuridad. No sé qué es la luz. Escucho hablar de colores, pero, para mí, son cosas desconocidas.

Seanyon no decía palabra. No lograba dimensionar el vivir así.

— Pero, tenía que aceptarme. — Prosiguió. — No obstante esta condición, debía hacerlo. Esto que ves que hago, ha sido una forma muy especial de enfrentar mis días. Me ha dado muchísimas satisfacciones. Vendo, compro, trabajo, adquiero compromisos, algunos me alaban...
Así es mi mundo. Mi diferente y exclusivo mundo, muchacho.

— Entiendo.

— Tu mundo, cuál es. — dijo el hombre, volviendo a morder el madero con el afilado metal. 

— Mi mundo?

— Sí. A qué te dedicas. Qué haces.

— Pues... soy cajero. Nada más. Trabajo en un banco.

— Cajero... Nada emocionante.  O sí?  

— Es correcto. Síiiii... jaja! Nada emocionante. — respondió echándose hacia atrás con las manos en la nuca, sintiendo la especial significancia de la pregunta. 

— Bueno... ya sucederá algo. — aseveró Dornell.  — La vida tiene su cuota de especiales emociones para cada viviente.

— Imagino que sí.

El hombre se puso de pie.

— Bien, muchacho... es tiempo de volver a casa.

Pero, antes de emprender el camino...

— Ten. 
— Qué?
— Para ti. Fue muy buena plática. — el hombre le ofrecía el reciente trabajo. Seanyon, sorprendido, alargó su mano. La figura recién tallada, ahora era suya.

—  ¡Y disfruta tus colores! ¡No los desaproveches! — dijo mientras se alejaba. 

— ¡Sí, señor! ¡No señor! Digo... aprovecharé los colores. Gracias... — concluyó bajando el tono. 

Paso a paso, con su eterno bastón, Dornell desapareció en la primera esquina. El joven quedó ahí, pensativo; recibiendo los últimos rayos del sol.




8 comentarios:

  1. Apreciar y valorar lo que tenemos según nuestras limitaciones.
    Muy buena lección de gestión ante la vida y lo que ella nos depara...

    Un placer leerte, Apalonn.
    Bsoss.

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    1. Un placer tu visita, Ginebra.
      Y sí. Aquellas cosas que sorprenden gratamente. Aquí... un luchador que no flaqueó frente a un gigante opositor.

      Bsoss.

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  2. Y yo disfruto tu amable visita, Recomenzar.
    Gracias... 😊🙋‍♂️ Que tengas apacible día 🏙

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  3. Qué bonitoooo. Me ha encantado y además es una importante lección de vida. Besos :D

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    1. Me alegra que te haya gustado :)
      Gracias, Margarita

      Que tengas un super día. Besos :) 🏙

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    2. Un encuentro revelador para el muchacho. El hombre ciego le abrió los ojos.

      Me ha encantado! Felicidades! 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

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    3. El hombre ciego le abrió los ojos...
      Genial :)

      Cómo estás, Galilea. Un gusto conocerte. Qué bien que te haya gustado.
      Igualmente, felicidades para ti. Gracias.

      Que tengas muy buen día 🏙

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