lunes, 30 de junio de 2025

SÓLO UN SORBO



Rod era un influyente hombre de negocios. Podía ufanarse de su habilidad y éxitos, cuanto quisiera. De hecho, lo hacía. Cada movimiento, eran ganancias y celebraciones. Qué vida, decían algunos. Envidiable, decían otros. 
Un día, como tantas otras veces, subió a su helicóptero, pues, le esperaban para tratar un asunto que, de salir bien, significaría doblar su riqueza en un corto tiempo. 

Todo marchaba excelente. De pronto en medio del vuelo el piloto le alertó de un extraño ruido. Ruido que se hizo más sonoro segundo a segundo. 

— ¡Aterriza! — ordenó Rod. 
Momentos después el helicóptero tocaba tierra. Ambos salieron rápidamente, ambos rodaron por una pendiente. Pero respiraron aliviados. Estaban a salvo. Sólo que... en medio del más implacable desierto del mundo. 

— ¡El teléfono! — recordó Rod buscando en sus bolsillos, aún afectado por la adrenalina. El piloto lo tomó como una orden y corrió! subió al helicóptero! alcanzó el teléfono, pero... una explosión terminó con todo. 

Rod... pasmado; de rodillas... lloró.


***



En un abrir y cerrar de ojos, Rod se convirtió en el hombre más desamparado del mundo. 
Sin alimento, sin cobijas... y sin agua. 

Caminó cuanto pudo. El calor no tardó en hacer sentir su poderío. Luego la noche y el frío. 

Pasaron días de camino y sufrimiento. Rod ya no era el mismo. Sediento, hambriento; sucio, demacrado, esquelético... 
... nadie lo reconocería. 


De pronto, avistó una figura humana. Un golpe de esperanza le zarandeó. Haciendo un esfuerzo se puso de pie y levantó su brazo para llamar la atención. La figura se veía cada vez más cerca. La emoción le llevaba al extremo. De nuevo sus rodillas se doblaron y pegaron a la caliente arena.


La figura, que ya estaba a su lado, era un hombre del desierto. Este, dió agua al casi muerto hombre de negocios. Hombre de negocios que jamás había pensado en el valor del agua. Agua que le dió la oportunidad de seguir viviendo, sin olvidar nunca... que hay cosas infinitamente más valiosas que todo el oro del mundo. Como aquel sorbo de agua. Un sorbo. Tan sólo, un sorbo. 






No hay comentarios.:

Publicar un comentario